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noviembre 15, 2013

Un sueño navideño



Sentada junto a la chimenea, estaba Rebeca.  La habían dejado para cuidar la casa mientras que los demás salían a celebrar la Navidad.  Nadie había pensado en hacerle un regalo.  A nadie se le había ocurrido llevarla a la fiesta de Navidad, aún cuando la gente está inclinada a pensar que esa fecha debería ser feliz para todos los niños, sean pobres o sean ricos.

La niña sólo tenía doce años.  Como era huérfana y de origen humilde, y no tenía amigos ni hogar, estaba obligada a trabajar para la esposa de un granjero hasta que cumpliera los dieciocho años.  Esa noche, estando sola junto al fuego, sintió la necesidad de que alguien la amara y la cuidara.

Rebeca era tímida y callada.  Tenía un rostro fino y una mirada pensativa que parecía buscar algo muy deseado.  Como siempre trabajaba duramente, en silencio y con paciencia, nadie consideraba el tierno corazón infantil que se escondía detrás del delantal, ni imaginaba los pensamientos que se le cruzaban por la mente.

Esa noche deseaba que las hadas de los cuentos existieran, y que bajaran por la chimenea para colmarla de obsequios.

-Seguramente soy tan pobre y estoy tan desamparada como la misma Cenicienta… ¡Cómo quisiera tener también un hada madrina que me ayude! –Se decía Rebeca mientras contemplaba el fuego que no ardía bien porque no tenía el ánimo suficiente para atizarlo.

Entre la gente del lugar circulaba una vieja creencia según la cual, en la víspera de Navidad, todas las cosas cobraban vida por una hora.  Rebeca ignoraba esa historia, y nunca pudo precisar si lo que experimentó fue real o no, lo que sí recordaba era que había caído en un profundo sueño…

Se vio a sí misma comparándose con Cenicienta.  De pronto, se asombró al escuchar que una vocecita le decía: -¡Bien, mi niña!  Si quieres escuchar algunos consejos, me sentiré muy contenta, pues he pasado por muchas experiencias en esta vida.


Rebeca miró sorprendida, pero sólo vio a una vieja gata semidormida sobre una caja.

-¿Hablaste, Cuchita? –Preguntó la niña.

-Por supuesto que lo hice.  Si en verdad deseas tener un hada madrina, cuenta conmigo.

Rebeca se rio; empero, el color plateado de la gatita, su pecho blanco, su mirada bondadosa y maternal, la convertían, después de todo, en una muy buena hada madrina.

-Bien, estoy lista para escuchar.  –Dijo Rebeca en forma respetuosa.

-En primer lugar, ¿qué es lo que más deseas? –Preguntó la supuesta hada madrina.

-Que todos me amen. –Contestó Rebeca.

-¡Bien! –Exclamó el felino-.  Esa respuesta me complace.  Es muy conmovedora.  Te diré cómo lo conseguirás: ámalos tú primero, entonces ellos te amarán.

-No sé cómo hacerlo… -Objetó Rebeca.

-Pues yo tampoco lo sabía al principio.  –Repuso Cuchita-.  Cuando llegué por primera vez a esta casa, era una joven y tímida gatita.  Tenía miedo de todos, por eso trataba de alejarme de la gente.  Me escondía en el establo y salía solamente cuando estaba segura de que nadie estaba cerca.  Era una gatita muy infeliz porque, en realidad, deseaba ser mimada pero no sabía por dónde empezar.

Un día escuché que la tía Sarita le decía al amo: -Juan, esa gatita salvaje no sirve para nada.  Deberías arrojarla al río para que se ahogue, y traer un gato domesticado para que entretenga a los niños y acabe con los ratones.

-El pobre animal fue muy maltratado.  Creo que deberíamos darle otra oportunidad.  Tal vez logre confiar en nosotros.  –Respondió el buen hombre.

Mientras descansaba en el establo, reflexioné sobre el asunto y decidí poner todo mi empeño para no acabar en el fondo del río.  Al principio fue difícil, pero comencé por dejar que la pequeña Juanita jugara conmigo.  Después, me arriesgué a entrar a la casa.  Todos me recibieron bien; así que, hice una segunda incursión, pero esta vez lo hice con un ratón entre mis fauces, para demostrar que no era ninguna inútil.  Nadie me lastimó ni me asustó, y pronto me convertí en la mascota de la familia.  Desde ese momento vivo muy feliz en este hogar.

Rebeca escuchaba ansiosamente, y cuando Cuchita terminó de hablar, le preguntó con timidez:
-¿Piensas que a ellos les gustará que me muestre confiada y trate de demostrarles afecto?

-Claro que sí, mi niña.  Ya la señora dice que eres muy hábil, así que, haz lo que yo hice y encontrarás mucho amor en el mundo.

-Lo haré.  –Dijo Rebeca con determinación-.  Gracias, querida gatita, por tu consejo. 

Cuchita rozó las manos de Rebeca con su suave cabeza y luego saltó al regazo de la niña para acomodarse en él.

No pasó mucho tiempo cuando, súbitamente, Rebeca escuchó otra voz.  Una muy extraña y monótona voz que venía desde arriba.

-Tic, tic, tic.  Pide otro deseo, pequeña Rebeca, y te diré cómo obtenerlo. 
–Le dijo el reloj de la puerta, que había marcado las doce cuando Cuchita comenzó a hablar.

-¡Cuántas cosas extrañas ocurren esta noche! –Exclamó Rebeca.  Y después de pensar un momento, dijo con firmeza: -Quiero que mi trabajo me guste más.  Es muy aburrido lavar los platos, recoger la basura, coser los dobladillos de las toallas…  y no sé cómo soportaré seis años más haciendo ese trabajo.

-Cuanto dices me recuerda a mis propios sentimientos.  –Dijo el reloj-.  No cabía en mi mente el pensamiento de que debía marcar la hora, año tras año, en el mismo lugar.  Decidí que no lo haría y armé un gran alboroto.  Lo que conseguí es que me consideraran como una cosa inútil y me arrinconaran durante meses en esta esquina.  Al principio, me sentí feliz de no hacer nada.  Después, comencé a pensar que el objetivo de mi vida era marcar la hora, y que lo más sabio sería cumplir con mi deber y buscar la forma de hallar satisfacción en mi trabajo.

-¿Y comenzaste otra vez? –Inquirió Rebeca con gran ansiedad. Y sin esperar respuesta, le rogó: -¡Por favor, enséñame a ser fiel y a querer lo que hago!

-Lo haré –dijo el viejo reloj, y marcó la media hora con una sonrisa en su redonda faz mientras seguía dando su inacabable tic, tac.

De pronto, por alguna extraña razón, el fuego se avivó y la tetera con agua, que estaba sobre él, comenzó a cantar.

-¡Qué alentador es todo esto! –Exclamó Rebeca al percibir el agradable calor que irradiaba toda la cocina.

-Si pudiera pedir un tercer deseo, diría que quiero convertirme en una persona tan alegre como el fuego.
-Si ese es tu deseo, lo tendrás.  Pero debes trabajar para conseguirlo, así como trabajo yo… -Dijo el fuego, al tiempo que sus llamas abrazaban a la vieja tetera que se puso a gorgotear complacida.

A Rebeca le pareció escuchar una voz que tarareaba estas palabras:
                        “Soy una vieja tetera,
                          No puedo impedir la alegría
                          Cuando el fuego flamea.”

Cerca de la una de la madrugada, el enorme trineo que conducía a la familia regresaba a la casa, mientras la tía Sara pensaba en voz alta: –No debería sorprenderme si esa niña ha hecho otra de sus travesuras… Si ha desordenado la casa o ha comido hasta enfermarse… ¡Hasta podría haber huido robándose algo!

-Yo no pensaría tan mal de esa pobre niña.  –Intervino el granjero, que venía manejando el coche-.  Si fuera por mí, la habría llevado con nosotros.  Yo creo que ella jamás asistió a una fiesta, y tengo la sensación de que necesita ese tipo de actividad.

-La verdad es que no pude prepararle un vestido decente para que fuese con nosotros; y como a ella no parecía importarle quedarse en casa…  Sin embargo, la idea de que se haya quedado sola me preocupó durante toda la noche.  –Argumentó la esposa, con enorme pesar, mientras abrazaba a la pequeña Juanita.

-Tengo palomitas de maíz y una gran manzana para ella –dijo Beto, que estaba sentado junto a su padre.

-¡Y yo le daré una de mis muñecas! Ella dijo que nunca tuvo una… ¿No es terrible eso? –Dijo Juanita, acomodando su cabecita en el regazo de su madre como si fuera un pajarillo en su nido.
-No sé, yo le daría los guantes rojos que tejí…  Pero… Después de ver lo que ha estado haciendo… Si no cometió falta alguna… si no desordenó las cosas… Si ha cuidado el fuego y se acordó de mantener la tetera caliente para que yo pueda tomar una taza de té.  Si entibió mis pantuflas…

Cuando llegaron, encontraron a la pobre Rebeca acostada en el piso frío.  Tenía la cabeza recostada sobre el banquillo y en sus brazos, a la vieja Cuchita que estaba tapada con la punta de su delantal.  El fuego ardía espléndidamente.  La tetera hervía y, cerca del fogón se entibiaban, en una fila, no sólo las pantuflas de la tía Sara, sino también las del señor y la señora; mientras que en una silla colgaban los camisones de los niños.
-¡Quién podría tener más consideración que esta niña!  -Exclamó la tía Sara-.  Rebeca tendrá esos guantes…  ¡y también le tejeré un par de medias!

La tía Sara dejó los guantes en las manitas ásperas que habían trabajado todo el día.  Beto colocó la manzana y su bolsita de palomitas de maíz en un lugar donde ella las pudiera ver al despertarse.  Juanita, por su parte, ubicó su muñeca en los brazos de Rebeca mientras Cuchita la olfateaba como aprobándola, para deleite de los niños.

El granjero no tenía ningún presente preparado, pero tomó la pequeña cabecita de la niña y la apretó contra su pecho.  Sus caricias hicieron brotar una sonrisa de los labios de Rebeca.  –Mimaré a esta niña abandonada –se dijo el buen hombre-, como me gustaría que otros mimen a mi hija si tuviese la desgracia de quedarse sola.

La madre le dio el mejor de todos los regalos: se agachó y la besó tan tiernamente como sólo las madres pueden besar, mientras se reprochaba por haberla descuidado.

Esa caricia desacostumbrada despertó a Rebeca.  Y al echar un vistazo a su alrededor, se maravilló de los cambios que observó en los rostros de los demás, e impulsada por una inmensa felicidad, comenzó a gritar: -¡Mi sueño se ha cumplido! ¡Mi sueño se ha cumplido!

Dibuja la parte del cuento que más te impresionó
 












ACTIVIDAD

Une con línea cada hecho con el orden secuencial que le corresponde
1                    También el reloj se comprometió a enseñarle a querer su trabajo
2                    Rebeca quiso tener un hada madrina
3                         Rebeca se había quedado sola en la casa en la noche de Navidad.
4                         El fuego le dijo que ella debía trabajar para llegar a ser alegre como él
5                         La familia se sorprendió al descubrir que Rebeca había pensado en todos
                            y la colmaron de regalos
6                         Ella era huérfana y deseaba que la quisieran y la cuidaran.
7                         La tía Sara pensaba que Rebeca haría alguna travesura en su ausencia
8                        Cuchita le aconsejó que amara a los demás para que los demás la amen


noviembre 13, 2013

Caluba y el Dios que creó las manos


Caluba era tallador.  Desde que tuvo la edad suficiente para tomar un cuchillo, se había dedicado a tallar ídolos.  Aquel día, miraba complacido los delgados trozos de viruta que iban cayendo al suelo a medida que trabajaba la madera.  ¡Nunca antes había hecho un dios con rostro de expresión tan fiera!  Caluba sonreía mientras moldeaba los ojos, la boca, las manos…

De repente, el muchacho dejó de tallar y dijo:  “Yo estoy haciendo las manos de este dios”.  Y continuó su razonamiento pensando:  “Quisiera saber quién creó mis manos.  Seguramente no es este ídolo que estoy fabricando, porque yo tengo el poder de hacerlo o de destruirlo.  Puedo hacer muchas cosas más con mis manos, así que, el Dios que las creó tiene que ser más grande que este ídolo.  Pero… ¿Quién es Él?  Ninguna persona de la aldea, ni siguiera el mismo hechicero, lo ha mencionado alguna vez…  Si sólo supiera algo sobre el Dios que creó mis manos…”

No pasó mucho tiempo antes que la gente de la aldea comenzara a hablar de Caluba:  “¿Han escuchado?  Caluba  ya no quiere tallar ídolos.  Además, se niega a reverenciarlos.  ¡Lo único que conseguirá con su actitud es que los dioses se enojen y nos envíen un terrible castigo!”.

Finalmente, las noticias llegaron a oídos del hechicero, quien mandó llamar a Caluba.  “¿Es verdad lo que escucho?  ¿Qué te niegas a hacer tu trabajo y ya no quieres reverenciar a nuestros dioses?”, le preguntó con tono severo.

Caluba se inclinó ante el hechicero, y al enderezarse le respondió:  “¡Oh, señor!  Es verdad.  Ya no puedo seguir adorando a dioses que yo puedo crear o destruir.  Quiero adorar al Dios que creó mis manos.  ¿Usted lo conoce?  ¿Me puede hablar de Él?”, terminó preguntando.

El hechicero y todo el pueblo se alzaron contra Caluba.  Pensaban que serían castigados si dejaban que el joven siguiera hablando de esa forma.  Así que, decidieron matarlo. 

Cuando Caluba se enteró de lo que tramaban contra él, huyó para salvar su vida.  Se internó en lo profundo del bosque, y cuando estuvo seguro de que nadie lo seguía, se dejó caer bajo un gran árbol.

“Y ahora, ¿qué haré?”, se preguntaba.  “No puedo volver a la aldea.  Ellos, sin duda,

me matarán…  ¡Ya sé! Buscaré al Dios que creó mis manos.  Tal vez lo encuentre…”

Como estaba oscuro y necesitaba protegerse de los animales salvajes, trepó a un árbol.  Muy a lo lejos escuchó el rugido de un león y la respuesta de otro.  “El Dios que creó mis manos, habrá creado también los leones, este árbol y todas las cosas que están en la selva…”  Meditaba Caluba.  “Me pregunto, ¿qué pensará de las cosas que creó?  ¿Será que las ama, y las cuida?”  Y pensando en estas cosas, se quedó dormido.

Al día siguiente, se levantó muy temprano y decidió empezar la búsqueda.  Caluba recorrió aldea por aldea, preguntando siempre: “Has visto al Dios que creó mis manos? ¿Puedes hablarme de Él?”.  Y por toda respuesta, la gente le gritaba asustada:  “¡Los dioses se enfurecerán!”.  Tras lo cual, invariablemente, Caluba huía para salvar su vida.

Por fin, el joven llegó a saber de Mamba, un viejo y sabio hombre que se había marchado a la capital unos años atrás.  De allí había regresado con la magia que hacía marcas sobre la madera y el papel y los hacía hablar.  Caluba pensó que aquel hombre podía responder sus preguntas, y fue a buscarlo.

Caluba encontró a Mamba, y le contó su historia.  “Tú eres muy sabio”, dijo Caluba, “¿puedes hablarme del Dios que creó mis manos?  Quiero saber de Él.”

Mamba era tan viejo que su voz tembló al responder:  “Hijo mío, hace muchos años me marché río abajo, a la capital.  Allí aprendí a leer; esa es la magia de las marcas en las maderas y el papel.  Mientras estuve allá, alguien habló acerca de un Libro en el que se habla de un Dios que creó la selva y todo cuanto en ella hay.  Yo jamás vi el libro, pero si  te quedas conmigo, te enseñaré a leer y, tal vez, puedas encontrar el Libro por ti mismo.

El muchacho permaneció con Mamba días, semanas y meses. Estudió arduamente hasta que aprendió la magia de leer.  Al cabo de un año, Mamba murió, y el joven se quedó nuevamente solo.

“¿Qué haré ahora?”,  pensó.  “Ya sé.  Iré río abajo hasta la capital.  Allí buscaré al Dios que creó mis manos.”

Para cumplir con su propósito, construyó una canoa.  Con ella se lanzó al largo y solitario viaje río abajo hasta que por fin vio los edificios de la capital.  ¿Encontraría
allí la respuesta a su pregunta?

Con mucho temor, Caluba se acercó a un hombre blanco que estaba parado junto a la puerta de uno de los edificios, y le preguntó:  “Señor, por favor, estoy buscando al Dios que creó mis manos.  ¿Vive Él aquí?”.

El hombre blanco lanzó una carcajada.  “¡Regresa a tu aldea! ¡Aquí no hay lugar para ti!”  Exclamó ásperamente.

Desesperanzado, Caluba regresó a su aldea.  Antes de entrar en ella, se arrodilló y exclamó:  “¡Oh Dios creador de mis manos!  He intentado encontrarte, pero siempre he fracasado.  Si quieres que yo te conozca, deberás mostrarte ante mí…”.

Ya en su aldea, Caluba cambió de oficio.  Para sobrevivir, se hizo cazador.  Él salía y entraba continuamente a la aldea.  A veces tardaba días buscando comida para la gente del pueblo.

Cierta vez, al regresar de uno de sus viajes, la gente salió a recibirlo, diciéndole a grandes voces:  “¡Oh Caluba! ¡De lo que te perdiste mientras estabas de viaje!  El día en que te fuiste vino a la aldea un extranjero con una caja de libros negros.  Nos habló de un Dios que creó la selva y todo cuanto en ella hay; un Dios que ama las cosas que ha creado… Pero lo mejor es que le hablamos de ti y tu magia de leer, y te dejó uno de los libros.  Lo guardamos en la plataforma que está en el centro de la aldea.”

Mientras se aproximaba al centro de la aldea, Caluba temblaba pensando si sería ésta, al fin, la respuesta que tanto esperaba.  Se detuvo en la plataforma y buscó el libro.  Con manos temblorosas abrió la primera página, y leyó:  “En el principio creó Dios los cielos y la tierra…” 

“¿Sería ese realmente el libro del Dios que creó sus manos?”, se preguntaba mientras leía y leía, sin detenerse ni siquiera para comer.

“A Dios nadie le vio jamás.  El unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, Él le ha dado a conocer.”  “De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquél que en Él cree no se pierda, mas tenga vida eterna.”


Por fin, Caluba cerró el libro, cayó de rodillas y clamó:  “ ¡Oh Dios que hiciste mis manos, creo eso.  Creo que me hiciste y que me amas.  Creo que enviaste a tu único Hijo a morir por mis pecados.  ¡Al fin te he encontrado!  ¡He encontrado al Dios que creó mis manos!”.

Daniel y la marmota


Daniel Webster vivía en una granja de las colinas de Nueva Hampshire.  El muchacho era pequeño para su edad.  Tenía cabellos negros.  Sus ojos también eran negros, pero eran tan oscuros y hermosos que quienes los veían no los podían olvidar.

Él era muy diferente a otros niños granjeros: tenía un corazón tierno y sensible.  Amaba los árboles, las flores y los animales silvestres e indefensos que hacían en ellos su hogar.  Esto, unido a la poca fuerza que tenía para realizar las duras tareas de la granja, hacía que pasara mucho tiempo jugando en el bosque y por el campo. 

Sin embargo, no era éste su único pasatiempo, aprendió a leer mucho antes de ir a la escuela.  Y leía tan bien que todos querían escucharlo.  Sus propios vecinos, al pasar junto a la granja, detenían sus carros para pedir que el niño les leyera algo.

En aquel tiempo no existían libros escritos especialmente para los niños.  En realidad, los libros eran escasos.  En la biblioteca de la granja había unos pocos ejemplares.  Daniel leyó tantas veces éstos y los que pudo conseguir, que llegó a saber todo cuanto contenían.

Esta capacidad lo llevó a aprender mucho de la Biblia.  Memorizó muchísimos versículos, que repetía sin equivocarse; y los recordó durante toda su vida.

El papá de Daniel era el Juez del condado.  Él amaba y respetaba la Ley, y deseaba que su hijo llegara a ser abogado.







“…una marmota hizo su madriguera al costado de la colina…” ¡Dibújala!


Cierto verano, una marmota hizo su madriguera al costado de la colina, cerca de la casa de los Webster.  En las cálidas y oscuras noches, la marmota salía de su escondrijo para comer las hojas tiernas del repollo y de otras plantas que crecían en la huerta.  Nadie sabía a ciencia cierta cuán dañino podía llegar a ser el animal. 

Daniel y su hermano mayor, llamado Ezequiel, decidieron atrapar al pequeño ladrón.  Probaron capturarlo de muchas formas, pero no tuvieron éxito.  El ladrón era demasiado inteligente para ellos.  Después de mucho tiempo de vanos intentos, armaron una trampa resistente.  La colocaron en el camino por el que solía transitar el animal, y… al día siguiente, ¡la marmota cayó en la trampa!

-¡Al fin la tenemos! –Gritó Ezequiel-.  Ahora, señor Marmota, llegó el final de tu carrera destructiva.  ¡Te mataré!

-No.  No la mates -dijo Daniel, compadecido del animal-.  Llevémosla al bosque que está detrás de las montañas.  Allí la soltaremos para que se vaya.
A Ezequiel no le gustaba nada la idea, pues su corazón no era tan tierno como el de su hermano menor.  Se rió de la propuesta de Daniel y quería, a toda costa, matar al dañino roedor.

-Preguntémosle a papá –dijo Daniel.

-De acuerdo.  Yo sé lo que el Juez va a decidir.  –Respondió Ezequiel.

Los muchachos alzaron la jaula con la marmota y se encaminaron al lugar donde estaba su padre.

-Papá, atrapamos al ladrón de repollos –dijo triunfalmente Ezequiel.

-Queremos saber qué haremos con él –añadió Daniel.

-Bien, muchachos –contestó el padre-.   Haremos lo siguiente: Celebraremos un juicio y ustedes serán los abogados.  Cada uno presentará su causa a favor o en contra del prisionero.  Yo decidiré el castigo.

Ezequiel, por la acusación, comenzó con el primer discurso: -Este ladrón ya hizo mucho daño.  Estos animales son malos y no se puede confiar en ellos. Me llevó tiempo y esfuerzo tratar de atraparlo, si ustedes lo soltaran otra vez, probablemente haga más daño que antes.  Su piel podría venderse por 10 centavos, pues es un animal pequeño; con todo, eso puede cubrir una parte del repollo que ha comido.  Si lo soltamos, ¿cómo recuperaremos ni siquiera un céntimo de nuestra pérdida?  Por consiguiente, es claro que el animal es más útil muerto que vivo.  Quitémosle, pues, de en medio lo más rápido que podamos.

Lo que dijo Ezequiel agradó mucho al juez.  Cuanto había dicho no era más que la verdad, y fue tan preciso en su exposición que sería muy difícil para Daniel rebatir sus argumentos.

Daniel inició su discurso rogando por la vida del animal: -Yo pido por la vida de esta criatura –dijo mirando fijamente el rostro del juez-.  Dios creó la marmota para que viva en libertad, para que goce de los bosques, del campo, de la naturaleza… Este animal tiene derecho a vivir, pues Dios mismo se lo concedió. 

-El Señor nos da el alimento.  En realidad, nos da todo cuanto tenemos, ¿cómo podemos negarnos a compartir tan sólo un poco con este pobre animal, que es también una criatura de Dios con los mismos derechos que tenemos nosotros a recibir los dones de nuestro Creador?

-La marmota no es un animal salvaje, como el lobo o el zorro.  Vive en quietud y paz; anda silenciosamente por el bosque.  Un agujero en la colina y un poco de comida es todo cuanto quiere.  Ella sólo dañó unas pocas plantas; las que le eran necesarias para seguir con vida.  Ella tiene derecho a vivir, a alimentarse y a ser libre.  Nosotros no tenemos autoridad para privarla de sus derechos.

-¡Miren sus ojos implorantes!  Su mirada es tierna.  Véanla temblar de miedo.  Ella no puede hablar, esta es la única forma en que puede comunicarse con nosotros y rogarnos por su vida, que le es tan preciosa… ¿Seremos tan egoístas que le quitaremos la vida que Dios le dio?

Mientras el juez escuchaba a Daniel, sus ojos se llenaron de lágrimas.  Emocionado, pensó que Dios le había dado un hijo que alguna vez sería famoso.  Y… sin dejar que la Defensa terminara el discurso, se levantó enérgicamente y secándose las lágrimas, exclamó:  -¡Ezequiel! ¡Deja en libertad a la marmota! 

ACTIVIDAD

Une con línea cada hecho con el orden secuencial que le corresponde

        1                El juez se conmovió por el discurso de Daniel
         2                 
Una marmota comió repollos de la huerta
            3                    El niño jugaba en el campo y aprendió a leer antes de ir a la escuela
            4                    Los muchachos capturaron al animal, lo encerraron y lo llevaron a juicio
            5                    Daniel vivía en una granja de Nueva Hampshire
            6                    Ezequiel y Daniel se propusieron atrapar a la marmota
            7                    El juez Webster mandó liberar a la marmota

            8                    Ezequiel acusó a la marmota y Daniel la defendió

¿Sabes, amigo mío?



¿Sabes, amigo mío,  cuán hermoso es tener,
En pruebas duras y en momentos de alegría,
En la tenebrosa noche  o a la luz del día,
Un amoroso Padre hacia quien correr?

¡Oh,  si supieras que Él nunca pone excusas
Para apartar su mirada de los pobres harapos
De quienes con sed y hambre le buscan,
Molidos por la carga de sus muchos pecados!

Lo sé porque yo, hundida en negro pozo me vi,
Cuando sucios mis vestidos, hueco el corazón,
Enredada y atada a muy triste vivir,
Sentía despedazarse de mi vida la razón,

Y con voz entrecortada, ya cansada, exclamé:
“¡Te necesito, Oh Dios, muéstrame tu camino!”,
Y la muy potente, divina luz vislumbré
Del rostro que por amor y compasión se deshizo.

Me mostró sus heridas,
Su espalda surcada por muchos latigazos,
Su bello corazón que por mi se partía
Al comprar mi paz en la cruz del Calvario.

¡Oh, mi amado Jesús! Me inundó su amor,
Conmovió mis entrañas su intenso sufrir,
Y de mi vida para siempre apartó
El pecado y la tristeza que me hacían gemir.

¿Sabes que te ama como me amó a mí?
¿Qué para Él no hay rangos, excepciones ni clases?
¿Que por los pecados del mundo quiso morir
Para que todo aquel que en Él creyera, por fe se salvase?

¡Oh, como yo a sus pies una vez me rendí,
Sal a su encuentro, no esquives su mirar,
Porque Él anhela verte feliz,
No desaproveches, por favor, tu oportunidad!

Mira que el Señor a tu puerta está,
Que te ofrece, amoroso, sus manos divinas,
El único Camino que hasta Dios te hará llegar,
No quiere tu indiferencia, sino que hoy, ¡elijas!


De Mirta López de Eisenkölbl

noviembre 12, 2013

Bienes Intangibles



VALORES INTANGIBLES
Ajustes al rubro

L
os valores intangibles son susceptibles de tener una apreciación monetaria, por consiguiente, pueden ser negociados y otorgar beneficio económico a su poseedor.
El rubro de Valores Intangibles está integrado con valores tales como Derechos autorales o intelectuales; Marca comercial; Patente de invención; Franquicias o licencias, entre otros.
Derechos autorales o intelectuales: Son los derechos que confieren la autoría de un libro, una composición musical, un guión cinematográfico, un poema o un trabajo de investigación científica.

Marca comercial: Son los derechos que confieren una denominación, las iniciales o el logotipo de una marca comercial debidamente registrada.

Patente de invención: Son los derechos conferidos por la invención, debidamente registrada, de un objeto o de un proceso.

Franquicias o licencias: Es el derecho de usufructo de una marca, debidamente registrada, que faculta al beneficiario la utilización de la misma sin tener la propiedad de ella.

E
n general, los intangibles están asociados a ingresos que serán generados en el futuro, se registran en principio como un activo transitorio, y en la medida que se van devengando, se van imputando al resultado del ejercicio, mediante la afectación de la alícuota anual.

La incorporación de los valores intangibles debe hacerse al costo de adquisición o por el desembolso real, debidamente documentado, efectuado por la empresa (principio de valuación al costo).

Cuando la empresa crea una marca, diseña su logotipo e identifica las iniciales y los inscribe en los registros correspondientes, puede considerar como costo de la misma todas las erogaciones realizadas, siempre y cuando estén debidamente respaldados por sus correspondientes documentos hábiles.  Estos gastos pueden ser los pagos al gestor o al agente habilitado, los gastos de diseño, de publicación, los honorarios profesionales del abogado, en el caso de que se haya realizado alguna consulta jurídica, entre otros.











Bienes de Uso


Revaluación y Depreciación de Bienes de Uso

Son Bienes de Uso o Inmovilizado Material aquellos elementos corpóreos que se utilizan en la actividad de una empresa, cuya vida útil estimada es superior a un año y no están destinados a la venta.  Integran este grupo los inmuebles, instalaciones, muebles y equipos de oficina, rodados, maquinarias, entre otros.

Estos bienes sufren una progresiva desvalorización debido al desgaste, deterioro, agotamiento producidos por el uso, o por obsolescencia.  En consecuencia, año tras año debe registrarse contablemente su depreciación.

Es, pues, la Depreciación el registro contable del porcentaje anual de desvalorización que sufre un bien de uso a causa de desgaste, deterioro, agotamiento u obsolescencia.


CUADRO DE DEPRECIACIÓN BASADO EN DISPOSICIONES LEGALES Y REGLAMENTARIAS EN LA RCA. DEL PARAGUAY

Compra/Alta de Bienes de Uso

Los bienes de uso son incorporados al patrimonio al valor de costo; o sea, por el desembolso monetario real que la empresa ha realizado hasta tener los bienes en condiciones de ser utilizados.  De esta manera, si la máquina a utilizarse fuese importada, junto con el costo de la maquinaria, han de incluirse los gastos de flete, seguros, estiba, desestiba, gastos de despacho, gastos de montaje e instalación, la puesta a punto y la prueba, e inclusive los gastos derivados de retirar la máquina a la que está reemplazando.  También se pueden incluir en el costo del bien de uso, los intereses de financiación y las diferencias de cambio que se hayan devengado hasta el momento de incorporación del bien al patrimonio de la empresa; los gastos que devengaren o se generaren con posterioridad, serán considerados gastos operativos.

Revalúo de los Bienes de Uso

Los valores activados, cualesquiera sean los rubros, no expresan fidedignamente el valor real de los bienes y derechos que representan, debido a la pérdida del poder adquisitivo del dinero.  Esto es fácilmente comprobable al comparar el precio de compra de cualquiera de los bienes patrimoniales de la empresa, especialmente del Activo Fijo, con el precio de adquisición actual.  Por tal razón, la legislación fiscal permite ajustar el valor de los bienes de uso, por el mecanismo que en contabilidad recibe el nombre de Revalúo de los Bienes de Uso.
El revalúo, con el cual se busca reintegrar al valor de los bienes, la pérdida del poder adquisitivo, se realiza aplicando un coeficiente sobre el valor neto fiscal o contable.  Este índice es publicado por el Ministerio de Hacienda en forma periódica para las tres fechas de cierre del ejercicio fiscal:  30/04, 30/06 y 31/12 de cada año.  El MH toma, para su elaboración, el índice de variación de precios al consumo, registrado en los doce meses anteriores a la fecha de cada cierre.

Las cuentas que se mueven con el asiento de revalúo son:  El bien de uso considerado (Maquinarias, o Rodados, o Instalaciones, etc.) en el Debe, por el incremento de su valor, y la cuenta Reserva de Revalúo – Ley 125/91, que forma parte de las Reservas y tiene saldo acreedor.

Así, al final del ejercicio fiscal, ha de considerarse el valor contable de cada bien de uso y aplicar sobre ellos el índice de revalúo.  Si el índice al 31.12.10 fuera de 1,05 y el valor contable del rubro Rodados fuese de G.38 900 000, se tendría que, aplicando el índice, el nuevo valor de los bienes contenidos en el rubro sería de Gs.40 845 000.  Este monto representa el valor contable al 31.12.09 más el revalúo; por lo cual, para determinar el incremento por el revalúo ha de restarse del nuevo valor el valor contable anterior; o sea, resolver la diferencia 40 845 000 – 38 900 000, de lo que resulta que el revalúo del ejercicio en rodados es de Gs.1 945 000, y el asiento que se deberá realizar es:

Depreciación de los Bienes de Uso

*     La Depreciación es una porción del activo que por acción del tiempo transcurrido y el desgaste de los bienes de uso de la empresa, es transferida a resultados como un gasto del ejercicio

*     El registro de las depreciaciones se debe a tres posibles factores:  a)  El transcurso del tiempo, que hace que los bienes pierdan su valor; b) El desgaste físico debido al uso del bien; c) El avance de la tecnología que vuelve obsoletos a los bienes

*     Los bienes de uso deben ser revaluados antes de ser depreciados

*     La base para el cálculo del revalúo es el Valor de Origen para el primer año de vida del bien.  El Valor Revaluado sustituye al Valor de origen a partir del segundo año de vida de cualquier bien de uso

*     La Administración Tributaria dispone que el revalúo debe hacerse a partir del valor neto fiscal anterior

*     Una vez revaluado el bien se debe calcular la depreciación utilizando el método que la empresa aplica, sin olvidar que el fisco establece, con fines impositivos, una tabla de periodos de vida útil de los bienes del activo fijo para la determinación del Gasto Deducible y No Deducible. Una vez calculada la porción a depreciar, se procede a realizar el asiento correspondiente.

*     El asiento en el libro diario se hace mediante la cuenta “Depreciaciones de los Bienes de Uso” o “Depreciación del Ejercicio” que se imputa al resultado operativo del ejercicio y la contra cuenta “Depreciaciones Acumuladas de Bienes de Uso”, que es una cuenta regularizadora del Activo, por lo cual tiene saldo acreedor

*     Para el segundo año de vida del bien, se tendrán los siguientes cambios:

Ø  Se parte del valor neto fiscal o contable del ejercicio anterior

Ø  Se aplica el coeficiente de revalúo y se obtiene así el nuevo valor revaluado

Ø  El determina el monto del revalúo por diferencia entre el nuevo valor revaluado y el valor neto fiscal del ejercicio anterior

Ø  Se determina la cuota anual de la depreciación, que se obtiene al dividir el nuevo valor revaluado entre los años de vida útil restantes, que para el segundo año será nueve en los casos de Maquinarias, por ejemplo

Ø  Se registran las depreciaciones del ejercicio



Bienes de Cambio



Los bienes de cambio, existencias o inventario son aquellos bienes de propiedad de la empresa destinados a la venta en el curso ordinario de los negocios, o que se encuentran en proceso de producción para dicha venta, o que resultan generalmente consumidos en la producción o comercialización de los bienes o servicios que se destinan a la venta.

Constituye el rubro más “operativo” de todo el balance ya que es el que hace posible el cumplimiento del objeto social de la empresa. 

Para que un activo pueda ser considerado existencia o bienes de cambio, debe contener las siguientes características:

        Debe estar destinado a la venta en el estado en que se encuentra o ser susceptible de ser utilizado para el proceso de fabricación o en el de comercialización

        La venta a que se refiere el punto anterior debe estar relacionada con la actividad específica del ente


Contenido del rubro

Mercaderías de reventa.  Son los bienes que se adquieren para ser vendidos en el mismo estado en que se compraron.

Productos terminados.  Es la mercadería producida por el ente y que está lista para ser vendida.

Productos en proceso.  Es la producción que se halla en curso de elaboración. Son los insumos que han comenzado a ser industrializados pero que aún no están terminados.

Materia prima y materiales de producción.  Son insumos que el ente adquiere para utilizarlos en el proceso de producción.

Envases.  Éstos son considerados bienes de cambio cuando se venden junto con el producto, como el sachet de leche.  En cambio, cuando el envase se entrega en comodato (como las botellas de gaseosa de vidrio) deben ser considerados como bienes de uso.

Mercaderías en tránsito.  Son las mercaderías remitidas en consignación, o aquéllas que han sido pagadas en forma íntegra  y que están a punto de ser recibidas.

Bienes de uso dados de baja.  Algunos bienes de uso dados de baja merecen la inclusión como bienes de cambio, constituyendo el te4rcer ítem de bienes de cambio por excepción, dado que se decidió su venta.



Determinación de la porción corriente y no corriente de los bienes de cambio

La clasificación de un bien en corriente o no responde a la regla general de calcular el plazo para que se convierta en efectivo.

Se deberá calcular el periodo necesario para ser comercializado adicionándole, luego, el plazo requerido para su cobranza.  Si la suma de ambos plazos no supera el año, se estará en presencia de un bien de cambio corriente y en el resto de los casos, frente a un bien de cambio no corriente.


VALUACIÓN DEL INVENTARIO

1.     Inventario permanente, Inventario continuo en libros o Inventario perpetuo
En este procedimiento, utilizado por empresas medianas y grandes, se llevan registros o fichas de la existencia de mercaderías o productos, y para cada especie se abre la respectiva cuenta de cargo o descargo, partida por partida, día por día, indicando el saldo de la existencia.  Utilizan registros contables que reflejan continuamente la cantidad existente de mercaderías.  Para cada artículo se lleva una cuenta separada en un mayor subsidiario.  Es útil para producir estados intermedios y contar con niveles óptimos de existencia.

1. a.  Fines generales del inventario continuo
a)  Facilitar el control debido de las compras
b)  Fijar la responsabilidad de los empleados al manejar las mercaderías y materiales
c)  Mantener costos corrientes
d)  Suministrar una base para hacer ajustes exactos en los sistemas y programas de ventas

1. b. Ventajas del inventario continuo
*     El elemento de control representa la ventaja más importante del sistema del inventario permanente.  La cantidad que hay en inventario de cada tipo de mercadería está siempre disponible en el mayor subsidiario.  Un control físico de cualquier tipo de mercaderías puede hacerse en cualquier momento y compararse con el balance de la cuenta subsidiaria para determinar la existencia de mermas, pérdidas, hurtos, daños, etc., a fin de descargarse debidamente del inventario.

*     Facilita el mantenimiento de niveles adecuados de existencia


                                                           
2.    Inventario periódico
Cuando el inventario de mercaderías puede determinarse sólo mediante la toma de un inventario físico a intervalos específicos, el sistema se caracteriza como periódico.  El sistema es regularmente usado por negocios que venden una gran variedad de artículos que tienen costos unitarios relativamente bajos, como las ferreterías, farmacias, etc.

El inventario periódico ha de ser correcto y completo.  La frecuencia del inventario varía de acuerdo a la mercadería (semanal, quincenal, mensual, trimestral).

3.     Inventario estimado

Existen situaciones en las que se considera poco práctico llevar inventarios continuos en libros.  Sin embargo, es necesario estimar las existencias (ya sea en total o por clases) de vez en cuando, entre las fechas regulares de inventario, para controlar la empresa, verificar la responsabilidad de los empleados, ajustar, controlar las existencias a través de una o más personas debidamente familiarizadas con la situación, o basarse fundamentalmente en un ajuste de las ventas.

VALORACIÓN DEL INVENTARIO DE ACUERDO CON EL COSTO

Aunque existen diversos métodos para valuar el inventario, todos ellos están estrechamente relacionados o basados directamente en los siguientes:  a)  Método de Identificación Específica; b) Método del Promedio; 3)  Método de las Primeras Entradas, Primeras Salidas (FIFO); 4)  Método de las Últimas Entradas, Primeras Salidas (LIFO).

1)    MÉTODO DEL PROMEDIO O COSTO PROMEDIO PONDERADO (CPP)

El CPP es utilizado en las organizaciones que manejan mercaderías por periodos prolongados.  Igualmente, lo utilizan las organizaciones que manejan gran cantidad de artículos de bajo precio comprados en diferentes épocas y a diferentes precios.

Este método consiste en determinar el precio promedio cada vez que se compran mercaderías a un precio distinto del que tenían antes.  El precio promedio que se obtenga servirá de precio general para todas las existencias, mientras no se adquieran nuevas mercaderías a precios diferentes.

Si se adopta este sistema, las mercaderías saldrán del negocio al precio promedio.

El precio promedio se determina dividiendo el costo del total de las mercaderías de un mismo tipo entre la cantidad total de unidades de que se dispone.  La operación debe realizarse cada vez que se compran unidades a un precio distinto.

2)    MÉTODO FIFO (First in, first out) o PEPS (Primeras entradas, primeras salidas)

Este método de valuación se basa en el criterio de asignar a la mercadería vendida el costo de la partida más antigua en existencia.  Constituye un criterio eminentemente cronológico, de procedencia en las compras: se registran las ventas comenzado por los costos más antiguos y a medida que va saliendo la mercadería, se recurre a los costos más recientes, siguiendo el orden en que tales partidas ingresaron en el patrimonio.

a)    Ventajas del método
*     En periodos de aumento progresivo de precios, el procedimiento tiende a cargar a los costos de producción importes bajos y a las existencias los valores más altos, reportando así utilidades netas más altas, que favorece a las compañías, especialmente cuando se presentan informes financieros a inversionistas.
*     Los defensores del método argumentan que esta forma de asignación sigue al flujo físico de los bienes, pues se supone que los entes venden primero lo que adquirieron en periodos más lejanos.
*     Es el más utilizado porque tiende a valorar un inventario a precios corrientes.

b)    Desventajas del método

*     En el caso de que los precios de mercado disminuyan, se tendrán mayores costos de producción y más bajos valores de inventario.

*     Según este sistema, las utilidades son mayores por lo que se debe pagar un impuesto mayor.

3)    MÉTODO LIFO (LAst in, first out) o UEPS (ÚLTIMas entradas, primeras salidas)

El método se basa en el criterio de valuar la mercadería vendida al costo de la partida ingresada más recientemente en el depósito.

Ventajas y desventajas del método

*     El método produce una utilidad neta más baja y menores impuestos durante un periodo de precios en alza e inventarios constantes o crecientes.  Es aconsejable para entidades grandes.

*     En un periodo de inflación no es aconsejable la aplicación del método, pues al proporcionar una utilidad neta y bruta menor, las acciones reducen su valor y las entidades financieras interpondrían trabas para otorgar préstamos por los datos expuestos en el balance.

*     Este método no es permitido en Argentina, Brasil y Austria.