3.5. ESTRATEGIAS Y TÁCTICAS DE NEGOCIACIÓN
Las tácticas
son los mecanismos y modelos de conducta que las partes utilizan para influir
sobre el otro y lograr una solución satisfactoria de un encuentro
conflictivo. Estas acciones tácticas se
basan en el poder potencial de las partes implicadas en la negociación.
El objetivo
de la actividad táctica es la consecución del mejor acuerdo posible del
negociador considerando que serán más efectivas las tácticas que consigan las
máximas concesiones del oponente logrando un acuerdo, porque de esta forma se
podrá mantener una fructífera relación de intercambio en el futuro.
Existen un
número relativamente pequeño de movimientos y tácticas que ocurren con la
suficiente frecuencia como para tenerlos en cuenta, estudiarlos y
analizarlos. Éstos son:
3.5.1. Expectativas de Futuro:
Es uno de
los argumentos principales de toda negociación.
Se usa en todos los niveles y aspectos de la vida. Las empresas no anuncian los puestos de
trabajo con salarios bajos, sino que hablan de posibilidades de beneficios
futuros, promoción, etc. Los compradores
hablan de pedidos futuros, etc. A veces
es cierto, pero por lo general debemos considerarlos como “una forma de
conseguir que en la actual situación vendamos barato.
La mejor
forma de reaccionar ante el empleo de esta táctica consistirá en poner a prueba
estas promesas pidiendo detalles y compromisos concretos de esos ofrecimientos
futuros. En muchas ocasiones, al
hacerlo, veremos cómo se desvanecen cual castillos en el aire, lo que nos
devolverá nuevamente a la realidad y a negociar la situación real actual.
3.5.2. El Ancla:
Nuestro
opositor abre la negociación con una petición extremadamente alta, mucho más de
lo que habíamos previsto. Nos
enfrentamos con la alternativa de retirarnos o tratar de ponernos a su
altura. Esta táctica permite obtener
buenos resultados en las negociaciones sobre temas subjetivos, difíciles de
objetivar y valorar. En la medida que
existen precedentes, hechos o datos referentes al valor de lo negociado, es más
complicado utilizar dicha táctica.
Su objetivo consiste en
tentarnos a hacer una oferta mucho más alta de la que hubiéramos hecho en otro
caso. Él conseguirá su propósito si
nosotros pensamos que la contraparte está firmemente establecida en su posición. Al adoptar una posición extrema nos obliga o
intenta obligarnos a acercarnos a sus objetivos. La alternativa es resistir o revisar nuestra
posición. También podemos presentar una
oferta muy baja para compensar su alta petición inicial. En lugar de revisar nuestro límite
acercándonos a nuestro opositor, revisamos objetivos alejándonos de él. Ante todo, si la oferta que recibimos es
inaceptable, lo más importante es hacerle ver rápidamente la realidad de la situación. Por eso sería muy peligroso simplemente
entrar a debatir el ofrecimiento hecho, pues con ello nosotros mismos le
estaríamos concediendo alguna credibilidad.
3.5.3.
El Bueno y el Malo:
Nuestro
opositor se muestra en una línea muy dura con respecto a la cuestión
debatida. Menciona también posibles
sanciones. Luego habla otro miembro del
equipo y presenta una postura más razonable que la primera, aunque tal postura
puede seguir siendo inaceptable. Esta segunda
forma tenderá también a garantizar una solución a los problemas citados anteriormente.
Es una de las tácticas más viejas. Aplicada certeramente suele ser también una
de las de mayor riesgo. Tiene algunos
riesgos para el que la emplea. Si se
exagera el papel del malo, el efecto puede ser más provocador que
intimidatorio, pudiendo romperse directamente la negociación. Si el bueno aparece muy pronto contribuirá a
aumentar la seguridad de la otra parte, que interpretará su actitud
conciliatoria como una respuesta a su reacción ante los planteamientos del
malo. O sea, que se anima a la otra
parte a resistir, no a rendirse. La
figura del malo suele servir para crear una plataforma de negociación ventajosa.
3.5.4.
El Frente Ruso:
Es
una adaptación de la táctica del bueno y el malo, consiste en utilizar
distintas propuestas en lugar de estilos diferentes de presentación. Nuestro
opositor recibe dos propuestas, una peor (para él) que la otra y se ve
obligado a aceptar la otra para evitar la propuesta más temible. Las posibilidades de éxito de esta táctica
depende de la credibilidad de las alternativas
y evidentemente del poder de negociación de cada una de las partes.
3.5.5.
El Farol:
A través de esta táctica, una de las
partes exige de forma explícita a la otra que mejore su ofrecimiento, pues
tiene otras propuestas que le ofrecen condiciones más ventajosas.
Existen tres posibles reacciones ante
el empleo de esta táctica:
1.
Farol sobre farol: “en ese caso, le aconsejo que las acepte”
2.
Las
cartas boca arriba: “si me exige que
iguale esa oferta tendrá que enseñármela”
3.
Tomar
la iniciativa: “¿Debo entender que usted
prefiere mi oferta, pero desea que justifique el precio?
3.5.6.
El Enlace:
En
ocasiones, la otra parte puede querer centrarse o comenzar por algún punto en
el que es evidente nuestra debilidad con el objetivo de conseguir algunas
concesiones extra por nuestra parte. En
estos casos, resulta útil utilizar la técnica del enlace, que consiste en
enlazar ese tema en el que somos débiles con otros en los que seamos más
fuertes.
3.5.7. Apuntar al corazón:
Con esta
táctica, una de las partes de la negociación trata de despertar la compasión de
la otra parte, relacionando el tema en conflicto con los posibles efectos
negativos o caóticos a los que esa situación o tema de conflicto podría
conducir. Esta técnica con determinadas
personas permite muy buenos resultados, mientras que con otros, simplemente
será una pérdida de tiempo. Esto
dependerá de la personalidad del negociador con el que tratemos.
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